En la tarde de este pasado sábado 25 de mayo la comitiva partía de la plaza de Santa Marina rumbo al claustro de San Isidoro, para recrear un año más las Cortes Leonesas de 1.188 convocadas por el joven Rey Alfonso IX (VIII en la cronología de León).
Como viene ocurriendo, desde hace ya doce años, y con la interrupción obligada por la pandemia, este pasado sábado 25 de mayo León acudía un año más a su cita con su historia de la mano del profesor Hermenegildo López para recrear en el Claustro de la Real Basílica de San Isidoro su Curia Regia de 1.188, conocidas también como Cortes Leonesas.
Organizado por la Asociación Cultural El Trovador Leonés una veintena de actores y unos 100 figurantes participaron en esta representación histórica, sobre un texto de Hermenegildo López y con el vestuario de Mariluz Santos (†). Un acto ya consolidado en la vida cultural leonesa.
Además, este año la recreación contaba con unos espectadores de lujo, los participantes del 43 Foro de Asociaciones y Gestores Culturales que llevaban reuniéndose en León desde el pasado jueves 23 de mayo.
Con ello, tratan de recrear, sobre la base de los textos emanados de dichas cortes y conocidos como los Decreta de León o La Carta Magna leonesa, lo que pudo ocurrir en los alrededores del 18 de abril del citado año con la llegada al trono de Alfonso, el VIII de León (el IX en la numeración clásica).
Acostumbrados a “folcloradas” sin ningún tipo de rigor histórico y con puestas en escenas mas propias del Carnaval que de una recreación histórica, sorprende, una vez más, la forma rigurosa y magistral que año tras año el profesor Hermenegildo López, alma de esta representación, con la colaboración de un grupo de amantes de la historia leonesa, en su mayoría gentes del leonés Barrio de Santa Marina, y amantes de las tradiciones y la historia, pero simples aficionados en esto del arte dramático nos lleva a la ensoñación de aquel León de 1.188 en la que un chaval de apenas de 17 años – el Rey Alfonso IX- marcó un hito en la historia del mundo.
Como es conocido, no se conservan documentos que avalen cuanto representan, en el mismo lugar donde dicho magno acontecimiento tuvo lugar pero con personajes que existían en la época y teniendo en cuenta la situación del momento y los Decreta que conocemos, aventuran no estar demasiado alejados de la realidad del momento en el que, naturalmente, tanto eclesiásticos como nobles se inclinarían unos a favor y otros en contra de la presencia de aquellos “hombres buenos”, los “cives electi”, a los que el propio Alfonso hace alusión en múltiples ocasiones a lo largo de su dilatado y fructífero reinado.